sábado, 25 de marzo de 2017

Mapa dibujado por un espía, de Guillermo Cabrera Infante




Mapa dibujado por un espía
de Guillermo Cabrera Infante

Jesús Guerra

Uno de mis escritores favoritos es Guillermo Cabrera Infante, importantísimo autor de la lengua española, en general, y de la cubana, en particular, quien para estas fechas ya ha adquirido la categoría de clásico (he comentado dos de sus libros en el blog Lecturas Tu Red: la novela La ninfa inconstante, publicada póstumamente, en el año 2008, por Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, y su libro de cuentos Así en la paz como en la guerra, publicado originalmente en La Habana en 1960, y del cual existen ahora ediciones en diversas editoriales).

Una ficha biográfica estándar, corta, sobre Cabrera Infante diría algo así (de hecho, lo dice, al final del comentario de La ninfa inconstante): «Guillermo Cabrera infante nació en Gibara, Cuba, el 22 de abril de 1929 y falleció en Londres el 21 de febrero de 2005. En 1954 comenzó a ejercer como crítico de cine en la revista Carteles con el seudónimo G. Caín. Fue fundador y director de la revista literaria Lunes de Revolución hasta su cierre, en 1961. En 1962 fue nombrado agregado cultural de la embajada cubana en Bélgica. En 1965 renunció a la diplomacia y se exilió en Europa. Desde 1966 vivió en Londres junto a su esposa Miriam Gómez. En 1997 se le otorgó el Premio Cervantes.» Esa ficha es correcta, pero, por supuesto, deja fuera, necesariamente, todo lo interesante. Dejaremos para otro momento el motivo por el que firmaba como G. Caín sus reseñas de cine, y por qué cerró la revista Lunes de Revolución, y por qué lo mandaron como diplomático a la embajada de Cuba en Bélgica. Vamos a hablar de lo que sucedió un poco antes de que Cabrera Infante renunciara, y el motivo por el que lo hizo, a la embajada y se exilió en Europa junto con su mujer, Miriam Gómez, y podemos hacerlo porque él mismo lo escribió en su libro Mapa dibujado por un espía, publicado póstumamente en el año 2013 por Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.

Pero antes me remonto a la historia del libro mismo. Cuando Cabrera Infante murió, en el año 2005, en Londres, en donde vivió casi cuarenta años, su viuda quedó en posesión de tres libros inéditos de su marido. Dos de ellos estaban prácticamente terminados, según sus editores, la novela La ninfa inconstante; el libro de memorias Cuerpos divinos (publicado en 2010), que es la continuación directa de su libro de memorias noveladas La Habana para un infante difunto, publicado tres décadas antes, en 1979, y el libro de memorias Mapa dibujado por un espía, al cual, si bien estaba terminado en cuanto al contenido, le faltaba por lo menos una pasada del autor para afinar el estilo y quizá eliminar algunos pasajes poco importantes. Sin embargo, como el autor ya no podía realizar esa tarea, los editores decidieron publicarlo como estaba, con la debida autorización de Miriam Gómez, y debo decir que incluso así, el libro es fascinante.

Es un libro de memorias centrado en lo sucedido en cuatro meses de su vida. Cabrera Infante fue enviado a la embajada de Cuba en Bélgica en 1962, y allá estuvo tres años. En 1965 recibió una llamada en la que le avisaron que su madre estaba muy enferma. Cabrera Infante dejó a su esposa en la embajada y tomó un avión a Cuba con una escala en otra ciudad europea. Para cuando llegó a La Habana su madre ya había muerto. Asistió al sepelio. Descansó en la casa de sus padres. Vio a amigos. Vio a personas de relaciones Exteriores. Todo era normal. Unos días después le entregaron sus pasajes, para él y sus dos hijas (de un matrimonio anterior, a las que se llevaría a Europa con él) y el día fijado se fue al aeropuerto acompañado de varios amigos que lo iban a despedir. Faltando 15 minutos para abordar su avión, recibió una llamada en el aeropuerto. Era de su jefe inmediato en La Habana y éste le dijo que no abordara el avión pues el ministro de Relaciones Exteriores necesitaba hablar con él al día siguiente. Se regresó a la casa de sus padres y a la mañana siguiente fue a Relaciones Exteriores. Pero el ministro no lo pudo recibir ese día. Y lo mismo pasó los siguientes días. Hasta que Cabrera Infante se dio cuenta que algo extraño ocurría. ¿Había caído en desgracia? ¿Por qué? Oficialmente nadie le decía nada. No había explicaciones. Es decir: una típica situación kafkiana.

También se dio cuenta, en sus recorridos por la ciudad, de lo que estaba pasando en el país. Tenía apenas tres años de estar fuera de Cuba, en especial de La Habana, de donde salió casi al inicio de la revolución, y ya la ciudad era otra: empobrecida, racionada, con muchas carencias y muy controlada. Hasta las gentes a la que veía caminar por la ciudad le parecían zombis de película.

Y en pláticas con sus amigos artistas, escritores e intelectuales, le fueron contando sucedidos, y le hablaron de la caza de brujas contra «traidores» a la revolución, homosexuales, escritores y artistas. El régimen se había endurecido con rapidez, la gente tenía miedo, La Habana ya no era la que Cabrera Infante vivió y amó, y literalmente se había oscurecido, y él estaba atrapado en un laberinto burocrático que le impedía salir del país. Tuvo que recurrir a sus amistades que trabajaban en el Gobierno, y a sus editores en España, y finalmente, luego de cuatro meses que en parte se leen como una novela de suspenso, logró salir, con sus hijas, hacia Europa, a los 36 años de edad, con plena conciencia de que no regresaría a su país mientras Castro permaneciera en el poder.

El libro está lleno de detalles sorprendentes sobre La Habana de la época y sobre el ambiente político, pero en relación a la vida del autor, llama la atención la minuciosidad del registro de sus intentos de ligue, de sus encuentros sexuales y de su enamoramiento de una joven. Todo esto forma parte de la literatura de GCI, por supuesto, y es particularmente importante en algunos de sus libros, pero en este caso se trata de sus memorias de los cuatro meses que pasó en La Habana mientras su esposa estaba en Bélgica.

Miriam Gómez dice, en una entrevista publicada en el suplemento español El Cultural, en noviembre de 2013: «Guillermo me dijo que era la base para un futuro libro, que aquello había sido una catarsis. Me pidió un sobre, lo guardó en él y escribió un título: Ítaca vuelta a visitar. Yo lo metí en un cajón. Nunca volvimos a mencionarlo». Como Miriam Gómez no podía dejar que aparecieran las Obras Completas de Cabrera Infante (que está publicando Galaxia Gutenberg) sin este libro, le entregó el manuscrito al editor, Antoni Munné, para que lo leyera primero. Cuando Munné terminó de leer la obra y vio a Miriam Gómez, le dijo: «Miriam, te va a destrozar. No he podido dejar de leerlo. Es algo tan duro, tan increíble». Marta Caballero, la autora de la entrevista apunta: «A su mujer le costó digerir el romance que Cabrera tuvo en la isla. Sin embargo, pronto volvió a su memoria la devoción que él tenía hacia el género femenino, una característica inevitable que ella asumió cuando vivían juntos: "Para él las mujeres eran la salvación, desde que era pequeño [...].»

Por su parte, Antoni Munné, el editor de la obra, en la parte final del prólogo, la describe así: «Premonición de la disidencia, testimonio demoledor del desengaño y la decepción, Mapa dibujado por un espía se configura como la cartografía íntima de una despedida».

Guillermo Cabrera Infante murió en Londres, en 2005, a dos meses de cumplir los 76 años de edad, sin haber regresado a Cuba. Vivió más en Londres que en La Habana y, sin embargo, toda su narrativa, autobiográfica y de ficción, transcurre en la capital cubana. Salió de su país en 1965 para no volver; hombre libre, viajó por el mundo, recibió premios, vivió en Europa, publicó libros en muchos países del planeta, colaboró en medios impresos de América Latina, Europa y los Estados Unidos, escribió guiones para Hollywood y, sin embargo, permaneció literariamente encerrado (quizá encerrado en libertad), en La Habana de los años 50.

Mapa dibujado por un espía es un libro muy recomendable para cualquier lector, pero para los lectores de Cabrera Infante es una obra imprescindible.

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Mapa dibujado por un espía. Guillermo Cabrera Infante. Edición al cuidado de Antoni Munné. Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, Barcelona, 2013. 400 págs.



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